Desde hace unas décadas, la instalación de ventanas de PVC es una reforma cada vez más habitual y demandada en los hogares españoles. Sin embargo y a pesar de esto, en el resto de Europa el porcentaje de viviendas con ventanas de PVC crece a un ritmo mayor que el de España, y esto es debido a la conciencia existente sobre las ventajas que ofrece, principalmente a nivel de aislamiento.
Estos beneficios se han reconocido en múltiples niveles, incluido el institucional, de forma que se ha incluido en distintas convocatorias la solución de ventanas de PVC dentro de los llamados Plan Renove, en comunidades autónomas como Andalucía. Ante esta tesitura, se vuelve importante conocer estas características que hacen tan beneficioso esta instalación, por lo que no dejes de leer porque te acercamos a las principales ventajas de las ventanas de PVC.
Una de las primeras ventajas de una ventana de PVC reside en su propia estructura y conformación. El plástico utilizado para sus marcos posee una alta resistencia y capacidad aislante para mantener la temperatura interna estable. Además, estos marcos se refuerzan interiormente con acero galvanizado, lo que permite que sean ventanas rígidas que aportan un importante componente de seguridad al hogar.
Además, el PVC también cuenta con la propiedad de ser un material muy duradero, manteniéndose en óptimas condiciones de conservación, forma y color a lo largo de los años. Todo ello sumado a la propia conformación del vidrio de la ventana, que expondremos más adelante ya que es otra de sus fuentes de beneficios.
Más allá de las especificaciones técnicas, otra de las características de estas ventanas que juega a su favor es su estética, son diseños fácilmente adaptables a cualquier fachada, forma y tamaño y disponibles en infinidad de distintos acabados en función del estilo que busquemos.
Ahora que ya nos hemos acercado al mundo de las ventanas de PVC, presta atención porque te presentamos los 6 beneficios que te harán conocer a fondo estas instalaciones.
Está claro que la gran diferencia respecto al resto de instalaciones habituales de ventanas que ofrece el PVC, y que se vuelve su principal reclamo, es su capacidad de aislamiento del frío en invierno y del calor en verano.
La estructura de perfiles y vidrios habitualmente estructurados con cámaras de aire de estas ventanas es capaz de mantener la temperatura interior evitando las pérdidas de energía, además de la propiedad del propio plástico, mal conductor del calor, que en este caso nos aporta un beneficio.
Precisamente, esta capacidad para evitar no sólo que nos afecte la temperatura externa, sino que el fresco o calor interno no se vayan al exterior, hace que las ventanas de PVC vuelvan a nuestros hogares espacios más eficientes, cumpliendo sobradamente las exigencias del actual CTE. Esta eficiencia influirá, por supuesto, en la factura de los costes de climatización, que se verán reducidos, suponiendo un importante ahorro energético.
Por otro lado, las ventanas de PVC cuentan con una fabricación que no libera sustancias perjudiciales al medio ambiente, y gran parte de sus materiales son reutilizables y reciclables, permitiendo emplearse en la creación de nuevos productos.
Como hemos mencionado al hablar de la estructura, el refuerzo de acero del interior de los marcos de las ventanas de PVC les aporta una rigidez que las vuelve indeformables, lo que supone un alarde de seguridad y, además, una ventaja de resistencia ante cualquier tipo de inclemencia o impacto.
Resulta lógico pensar que, si contamos con una ventana cuya estructura y grosor fomenta un óptimo aislamiento térmico del exterior, estas características también se traducen en aislamiento acústico, ya que, al fin y al cabo, se está creando una barrera reforzada.
Así, principalmente para aquellas viviendas situadas en bajas alturas y calles ruidosas, este se vuelve un beneficio importante.
La vida útil del PVC es de una media de 50 años, lo que hace que la instalación de estas ventanas suponga una clara inversión ya no sólo a nivel de ahorro económico gracias a materiales durables y el menor gasto energético, sino también en cuanto a la tranquilidad de saber que contamos con un sistema de ventanas del que no tendremos que preocuparnos. Además, esta falta de preocupación también se extiende al motivo de la siguiente ventaja de las ventanas de PVC: su mantenimiento.
Y es que, realmente, esta instalación no requiere mantenimiento alguno. Se limpian de manera sencilla con un paño y el limpiacristales que se prefiera, pudiendo encontrar asimismo productos específicos para la limpieza del PVC de los marcos. Esta facilidad de mantenimiento y limpieza las hace destacar, principalmente, frente a los requerimientos de las ventanas de madera.
Una vez hemos expuesto los principales beneficios de las ventanas de PVC, queda preguntarnos cuáles son sus desventajas. Y estas se concretan principalmente en una: su precio comparado con el de ventanas de peor calidad, pero que resultan más económicas.
Sin embargo, este inconveniente resulta engañoso, en primer lugar porque la durabilidad y eficiencia de las ventanas de PVC las vuelven más rentables que aquellas con peor aislamiento y resistencia, y en segundo lugar porque, realmente, este precio es similar en las distintas opciones de ventanas con una capacidad aislante similar, como las que poseen rotura del puente térmico.
Precisamente este factor debe hacernos conscientes de que, si bien la mejor opción para cualquier vivienda es contar con una instalación de ventanas de PVC, una vez nos decidimos a realizar esta reforma, es importante obtener unas ventanas que sepamos que son de primera calidad. Además de, por supuesto, una empresa de venta e instalación de confianza.
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